Tag Archives: Sentimientos

A nombre completo

11 Nov

Hoy ha sido un gran día, finalmente has logrado decir tu nombre incluyendo tus apellidos, no es tan inteligible pero ya es un gran avance.
Antes de que tú nacieras, en la búsqueda de tu nombre, tu padre y yo libramos batallas campales, a besos y borrones de cuaderno. Los apellidos no había vuelta de hoja, esos se tienen y ya. Pero tu nombre de pila, nos llevó a enlistar muchos nombres. Al final, ha quedado el que nos pareció más lindo, difícil de confundir o escribir mal.
En lo personal, pienso que cada persona no elige su nombre, pero le da su sonido, su propia personalidad, le construye una vida distinta a otra cualquiera, y no al revés.
Debo reconocer que desde que empezaste a decir cómo se llaman tus papás a la pregunta específica, es difícil no sentirse tremendamente bien. Al inicio, y sin ninguna dificultad fue el nombre del papá, ha de ser mucho más fácil de pronunciar que el mío, pero cuando te preguntábamos el nombre de mamá decías, «mamá es mamá». Ok.

Por lo pronto,  hasta donde vamos, ya nos deleitas con tus palabritas enlazadas, desde tu nombre, a frases pidiendo, qué digo, exigiendo tus platillos.

En unos años verás lo imperativa que resultas cuando te propones algo.

Dámelo
Pónelo
Quítalo
Compónelo

No lo sé

¿Qué haces aquí?

¿Qué estás haciendo?

¡Quiero bajar!

Quiero…, y aquí insertamos cualquiera de estas opciones: (sandwich, gelatina, yogur, arándanos, jocoque, jengibre, gelatina, quesadilla, quesito, salchicha, leche con chocolate, helado, zanahoria, un pedacito, manzana, pastel con galletas) y un tenedor.

Lo mismo das las gracias que respondes «salud» si alguien estornuda o tose. O preguntas si he hecho popó, pides que te lavemos las manos, o tomas tu muñeco y unas llaves pidiendo salir a la calle. Comentas que hace frío, o que si la leche está caliente. Sacas tus zapatos de su cajón y en diversas ocasiones has elegido tu atuendo, como ese vestidito rojo que te encanta.
Pides que te peine, y que te ponga moños, gel y ligas. Te ves al espejo, aunque tengas que pararte de puntitas para admirarte. Quedaste encantada con un maquillaje de gato que usaste en una fiestecita de Halloween, y de cuando en cuando lo pides de nuevo.
Revisas mi bolso, abres cajones, o el refrigerador buscando algo de tu interés o para despacharte a tus anchas. Abres por ti sola los vasitos de yogurt aventando la basura al bote respectivo, o te sirves tus zanahorias en tu trastecito. Me pasas tu plato cuando es hora de comer y  recoges tus trastes para echarlos al fregadero una vez que has terminado.

Tienes muy buena memoria para recordar los nombres de las personas cercanas y de familiares que ves en las fotos. Es difícil disuadirte cuando se te ha ocurrido algo, y eso ha sido desde muy pequeña. Uno podrá pensar que te da la vuelta,  tú solo consientes, sigues el hilo, dejas que uno tome aire y en ese momento regresas a lo que estabas, sin otorgar otras pausas. ¡Dejen ya de distraerse!.

Tu abuela me pregunta ¿qué es lo que aprenderás en la escuela? cuando le contamos tus logros. Puedes contar del uno al diez y reconoces los números cuando los ves, empiezas a contar números arriba de la decena pero aún tienes varios errores. Las figuras las identificas, no solo en tus piezas de juguete, eres capaz de encontrarle la forma a cualquier objeto o alimento, para ti no es difícil distinguir los cuadrados, círculos, triángulos, estrellas, flores. A veces te fallan el hexágono, pentágono o trapecio, pero ya los mencionas. Escribes el uno, el cero, o la «o»,  le pones ojos a las caritas, aunque terminen con muchos pares de ojos como las moscas. Te gusta pintar con colores, crayones, plumas, pinceles, disfrutas combinar los colores, conoces más de diez colores distintos ya y los nombras sin equivocarte.

Eres capaz de mencionar y señalar las partes de tu cuerpo, en cualquier muñeco o en tus papás. ¿Debo suponer que por tu lado materno tienes debilidad por la anatomía?. Cabeza, cabello, ojos, cejas, pestañas, nariz, boca, labios, lengua, dientes, mejillas, orejas, cuello, hombros, panza, espalda, ombligo, brazos, codo, mano, dedos, uñas, cola, pompis, piernas, rodillas, pies, talones. Asocias lo que usas para ver, oler, caminar.

Parece que todo ha sido muy fácil contigo, sin duda aprendes muy rápido, y tengo que reconocer que en mucho has sido autodidacta. Pero cuando  llegamos al punto de ir a dormir, hemos tenido que recurrir a leer consejos. Para ti no se te acaba la pila, quieres seguir jugando, y sacas tus fichas de figuras o pides que te las dibujen, o tomas tus libros como si no quisieras interrumpir tus «lecturas». Finalmente, llegamos a la conclusión de que por ahora, no hay noche en la que aceptes irte a domir de buen agrado, siempre responderás «no quiero!». Es tu último intento o los que hagan falta para postergar el momento. Lo que funcionó es dejar de decirte que te vayas a dormir, y creéme que te entiendo perfectamente. Es imposible que obliguen a cualquiera a dormir si no se tiene sueño. En cambio, desde hace varias semanas, decimos que es tu hora de acostarte, así te vayas con tu libro bajo el brazo. Ya ha ocurrido que incluso sin luz, intentas seguir dibujando. En eso somos más permisivos, prefiero no arrebatarte el color ni el libro con la cual empezaríamos una discusión,  pero sí dejar en claro que es hora de acostarse y que todos en casa ya vamos a descansar. Así que si gustas tener los ojos abiertos, y realizar actividades sin molestar a los demás, no habrá quien te lo impida.  ¿Y sabes qué?, ¡funcionó!. Solo hacemos la rutina de que elijas tu pijama, la última visita al baño y el lavado de dientes, entras a tu cuarto diciendo que no quieres, pero apenas pones la cabeza en la almohada y dejas de discutir. La mayoría de las veces, no pasan ni cinco minutos para que tú ya estés en el mundo de los sueños. Solo era cuestión de agarrarte el modito.

Hoy cumpliste 2 años con 3 meses y vieras qué rápido ha sido, desde el primer día que llegaste a esta casa al día de hoy. No hay día que me guste menos, pero de vez en cuando quisiera detener un poco los instantes cuando estoy contigo.

Cartas para ti: mientras sueñas

3 Dic

Estos días se han caracterizado por el frío rondando 0°C en las madrugadas, me he levantado una que otra vez a cerciorarme de que sigues abrigada. Nunca te ha gustado dormir muy arropada. Así que el verte agazapada a un cobertor me dió ciertamente ternura, pero también pensé el frío que habrás sentido para apegarte a la cobija con tanto cariño.

Desde antes que nacieras, yo jugueteaba con la idea del cómo sería nuestra relación. Ni tu padre ni yo somos lo que se dice muy efusivos, aunque seamos cariñosos lo hacemos a nuestro modo. Vaya, no creas que te pensaba así hecha un caramelo pegada a mí. Y así ha sido, pero al punto que te retuerces si intento abrazarte más de 10 segundos. Los besos los repartes sonriente, pero uno o dos y ya!, tal  parece que me los dosificas. Sin embargo, en el último mes, has cambiado un poco y a mí me llenas de ternura cuando te acercas para apoyar tu rostro en mis piernas y te abrazas a ellas. Aprendiste a acurrucarte a mí si te pido un abrazo. Pero nunca, desde que naciste, logramos dormir juntas ni siquiera por unos minutos. Al instante que dejabas de tomar tu leche, me apartabas de ti, para dormir reclamabas tu propio espacio.
Hasta hoy por la madrugada, estabas intranquila, y yo te recosté conmigo en el sofá cama de tu cuarto. Para tranquilizarte te arrullé con esa canción inventada que te he cantado desde muy pequeña. Lo cual te desprendía unas risas, pero me alentabas con tu manita en mi rostro, para que no dejara de hacerlo, mientras tú reposabas sobre mi pecho. Lo cambié por caricias a tu espalda, pero no, tú querías sentir la vibración de mi voz, así que te estuve relatando cuentos que no supe ni cómo acabaron porque después de mucho se me cerraron los ojos.
En la mañana cuando tu padre fue a buscarnos, yo ya no sentía una mano, pero no quería moverme porque tu carita estaba sobre ella.  Mi abdomen, brazo, cabeza, piernas, fueron usadas como almohada de forma alternada durante el resto de la noche. Así que desperté con el cuerpo molido, pero feliz por tenerte tan cerca.

Primer mes

10 Sep

Han pasado muchas horas ya desde que nació mi hija. Casi me he mantenido despierta todas ellas, salvo algunas en las que he caído muerta de cansancio, pero no las suficientes como para quitarlo del todo. Así que luego de la cuarta semana mi cuerpo empezó a adaptarse, el cansancio es el mismo solo que se va acostubrando uno a la mala vida. Después de todo, esto será una etapa y quiero vivirla intensamente.

Haciendo un recuento de las experiencias recientes.

Lactancia. En las últimas semanas del embarazo, procuré leer, ver videos, estuve investigando el uso de tiraleches manual y eléctrico, almacenamiento de la leche materna, posturas para amamantar, indagaba por la liga de la leche… y TODO me daba harta flojera, le avanzaba unos minutos y empezaba a bostezar. Así que una vez salida del área de recuperación, mientras esperaba a que trajeran a mi pequeña a la habitación, me sentí como quien presentará un examen sin tener la menor idea de lo que se tratará. La ventaja acá fue que no hice nada. En cuanto me la trajeron llegó el momento de la verdad y la chiquilla hizo todo. Como el burro que tocó la flauta, así salí avante en esa primera presentación. No duele, cero grietas. Lo que me ha faltado es mejorar la postura, porque si duelen los brazos, articulaciones, espalda es seguramente por exceso de uso y por que uno adquiere posiciones viciadas. Pero, ¿quién diablos no se pone chueco a las 3 de la mañana?

En el rubro pañales. Ya me tocó uno que otro embarrón, fugas del pañal al pañalero y unas que incluyeron el mameluco. Lo cual ameritó un cambio total, con el justo reclamo de la acompañantita por encuerarla a deshoras. El padre ya se animó forzadamente a entrarle a la cambiadera, es mejor acostumbrarse desde ahora que enfrentarse a las batallas de cuando ya inicien la ablactación, y exija mascarilla de oxígeno para la inmersión.

Baño. Sin problemas, aunque los papás lo disfruten, la hija no tanto. Todavía es un repelar a la hora del baño, tal vez sea el clima frío y húmedo que nos ha tocado en esta temporada. Espero que pronto llegue el momento en que el baño ayude a relajarle.

Sueño. Inició cada 3 horas, ahora ya tiene lapsos de 4 horas entre una toma de leche y otra, lo cual arroja unas 2 horas de sueño en cada ciclo. Si nos va bien, por lo siguiente.

Reflujo, regurgitaciones, buches y babas. La primera es solo la preocupante, cuando les ve uno vomitar pasado un tiempo de comer, y ese contenido gástrico produce ardor. De inicio fue muy desesperante verle la cara de dolor, y uno sin poder hacer más que darle el medicamento y tratar de tranquilizarle. Sinceramente dan ganas de ponerse a llorar de impotencia.  La principal angustia no es que vomite en sí, sino que se broncoaspire, y eso me pone los pelos de punta, he ahí la razón por la que el sueño era casi cosa prohibida para mí. Un ruido o ausencia de ruidos me hacían brincar nuevamente de la cama. Fuimos agregando medidas a las iniciales, del cojín antireflujo, uso de biberones que disminuyan la ingesta de aire, mejorar la técnica de lactancia, procurar la posición vertical al alimentarle, y una hora después de ello., provocar los eructos con el mínimo movimiento posible, alternar con fórmula láctea. De hecho eso regresal al punto anterior, pero de inicio yo era fan de lactancia materna exclusiva, pero viendo que al alternar las tomas el problema fue disminuyendo, no hubo resistencia. Afortunadamente todo ha ido mucho mejor, cada vez se han ido haciendo menos frecuente esos episodios de terror, y cada día su sistema digestivo está haciéndose más maduro. Las regurgitaciones, buches y babas, no son problema alguno, antes con el miedo era fácil confundir todos, luego se va adquiriendo el sentido del tiempo y cantidad. Si son inmediatamente después de comer, y menos de una cucharada, suponen un excedente y no pasa a mayores.

Psicomotricidad. Empezó como taquito y en un mes se ve la diferencia, con sus movimientos activos y el inicio de fijación de la mirada a objetos, su estado de alerta ante sonidos y respuesta ante la presencia de su madre. Manoteos y pataletas como karateca.

Llanto. Los bebés lloran, por razones muy obvias, si tienen hambre, requieren un cambio de pañal, si tienen frío o calor, tienen sueño, necesitan un cambio de postura, les duele algo, o simplemente porque les da la gana, siendo su forma de comunicarse. Así empecé, primero espantada por cualquier llanto y poco a poco se distingue entre uno y otro, aunque a la fecha de repente hay algunos llantos confusos. Luego de intrepretar el motivo, si al final  de intentar resolver por lo más obvio, y el llanto persiste, se implementa el método tranquilizador. Busqué técnicas para tranquilizar a los bebés y me han funcionado las siguientes: Un abrazo cerrado, acurrucándolos contra el pecho, procurando que su cabeza quede del lado izquierdo, eso les proporciona una ilusión de estar apretujados dentro del útero, y esa regresión les tranquiliza. Otra es cargarles boca abajo sobre un brazo y con la palma de la otra mano acariciar a lo largo de su espalda en movimientos suaves y amplios. Las siguientes son cantos y arrullos. Pero para TODAS las opciones, es imprescindible que la mamá esté tranquila, así que si una empieza a desesperarse es mejor pedir un relevo, tomarse unos minutos a solas y regresar con nuevos bríos.

No pretendo ponerme a dar consejos en cuidados de recién nacidos, solo menciono como me ha ido en la feria maternal. Cada bebé es diferente y ésta es la mía.

Así, en resumen, todo va pasando, minuto a minuto, coleccionando semanas ya. Gradualmente voy retomando otras actividades de la casa, y de mi vida laboral, casi nada, pero ante el inminente reinicio de actividades en un par de semanas es mejor ir poco a poco para que no resienta el cuerpo el trabajo. Disfruto inmensamente mi nuevo papel de madre, sin embargo por salud mental también es necesario airearse un poco de vez en cuando, hay tiempo para todo y eso incluye un poco de ejercicio físico y empezar a programar salidas a la calle.